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El Volcán Michinmahuida se ubica a los 42°48’ S y 72°27’ O, a ~25 km de Chaitén, capital de la comuna homónima, en la provincia de Palena, región de Los Lagos. El volcán forma parte de la Zona Volcánica Sur de los Andes. Corresponde a un estratovolcán compuesto, cubierto por un casquete glaciar, cuyo cono principal tiene una altitud aproximada de 2.450 m s.n.m. y se encuentra al centro de una caldera elongada en dirección suroeste-noreste de ~18 km de largo. En los extremos de la caldera se reconocen dos cordones fisurales, denominados en este trabajo fisuras eruptivas Suroccidental y Nororiental, dados por centros de emisión alineados al eje mayor del volcán. El volcán se emplaza sobre la traza principal del Sistema de Fallas Liquiñe-Ofqui, de orientación norte-sur, la que también controla la distribución de otros centros eruptivos menores cercanos, ubicados al noroeste, noreste y sur del cono principal. La historia eruptiva del Volcán Michinmahuida y los centros eruptivos menores comprende al menos 14 eventos explosivos de diferentes magnitudes, la mayoría con índices de explosividad volcánica (IEV) menor que 4. De ellos, destaca la erupción Lepué, ocurrida ca. 11.000 años AP, que generó la Ignimbrita Amarillo, con un volumen de flujo no corregido de al menos 10 km3, la cual es la erupción de mayor magnitud (IEV 5-6) del volcán durante el Holoceno. Este hito permite definir una ventana temporal de evaluación de peligros volcánicos que incluye el escenario eruptivo de mayor severidad posible conocido para este volcán. Se reconocen también erupciones efusivas, como la del Volcán Michinmahuida en 1835, con al menos cinco centros de emisión distribuidos dentro de la caldera. Según las características eruptivas del Volcán Michinmahuida, su contexto fisiográfico y la presencia de un casquete glaciar anidado en su caldera, los peligros volcánicos con mayor alcance e impacto corresponden a lahares primarios y secundarios, corrientes de densidad piroclásticas y caída de piroclastos; mientras que la emisión de flujos de lava y eyección de piroclastos balísticos son procesos de alcance más restringido. Por otra parte, los principales peligros asociados a los centros eruptivos menores corresponden a flujos de lava, caída de piroclastos y eyección de piroclastos balísticos, los que, no obstante, serían de alcance más acotado.
La evaluación de peligros volcánicos tiene su base en la recopilación y procesamiento de antecedentes bibliográficos y las observaciones geológicas en terreno, complementado con análisis de laboratorio y simulaciones numéricas cuando es necesario. Esto permitió zonificar los peligros por flujos de lava, corrientes de densidad piroclásticas, lahares primarios y secundarios, piroclastos de proyección balística y acumulación de piroclastos de caída. A partir de la frecuencia relativa y del potencial de impacto de cada proceso se definieron cuatro grados de peligrosidad: muy alto, alto, moderado y bajo. Los resultados de este análisis se representan en mapas a escalas 1:75.000 y 1:400.000, en el cual se integraron los peligros de flujos de lava, corrientes de densidad piroclásticas y lahares. Asimismo, se superpone la zonificación de muy alto peligro por piroclastos de proyección balística. También se incluyen las curvas de isoprobabilidad de acumular al menos 10 cm de espesor de caída piroclástica en un escenario eruptivo pliniano. De la misma forma, se representa a escala 1:1.500.000 la zonificación de la probabilidad estacional de acumulación de al menos 1 cm de piroclastos de caída para un escenario pliniano, con grados de peligrosidad alto, moderado y bajo.
Debido a que los centros de emisión evaluados en este estudio pertenecen al parque nacional Pumalín Douglas Tompkins y se encuentran cercanos a rutas terrestres (rutas 7 y W-887) y vías de conexión marítima y aérea, un evento eruptivo mayor podría afectar considerablemente actividades de turismo o de transporte, además de las labores agropecuarias, silviculturales y acuícolas. En este sentido, se estima que las principales zonas con potencial de ser afectadas ante una eventual reactivación eruptiva son los valles de los ríos Michinmahuida, Amarillo, Blanco, Rayas, Zancaso Chico, Diablo, Reñihue y Chaitén, de la misma manera que los sectores poblados de Chana, El Amarillo y predios particulares. Sin embargo, no es totalmente descartable una posible afectación en Chaitén o Santa Bárbara en un escenario de bajo peligro.
El presente documento constituye un insumo para la gestión de la reducción del riesgo de desastres volcánicos en la región. |